Día a día escuchamos alguna noticia sobre corrupción, sea en el Estado o en las empresas privadas. Hemos llegado a una etapa insostenible en donde se ha manifestado a todas luces la carencia de la integridad en las personas.
Como ciudadanos debemos preguntarnos ¿porque el país sufre de este cáncer de la corrupción? ¿porque tomar acción recién ahora? Ahora, que las generaciones de profesionales y/o empresarios se encuentran formados y con sus valores definidos. Es necesario mirar en retrospectiva y darse cuenta que dichas personas fueron niños y jóvenes, que se criaron y aprendieron los valores en casa; si ello es así ¿Aprendieron a quebrantar los valores en su familia, escuela, barrio?
Es del caso precisar que la corrupción se inicia por la falta de integridad en las personas. Jim Stovall decía que “integridad, es hacer lo correcto aunque nadie esté mirando”. Los valores como la integridad, la solidaridad, convivencia, tolerancia, la protección del más débil, el trabajo en equipo, en definitiva muchos de los valores que humanizan al hombre, se viven y se aprenden sobre todo en familia.
Si queremos un país íntegro y libre de corrupción, debemos empezar a mirar hacia el interior de nuestras familias y los valores que en ella predicamos, recordemos que la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce a la familia como elemento natural y fundamental de la sociedad.
Si bien el Estado a través de diversas normas reconoce la importancia de la familia y mediante normas como el Decreto Legislativo Nº 1405 y la Resolución Ministerial Nº 048-2014-TR que aprobó “Guía de Buenas Prácticas en materias de conciliación de trabajo y la vida personal y familiar”, que estimulan prácticas laborales solidarias y flexible y facilitan a los trabajadores el logro de un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida familiar; resulta fundamental, que las empresas enarbolen la bandera de la responsabilidad social al interno de ellas, sobre todo para con las familias de los trabajadores. Pues la importancia del capital humano para las empresas es vital e imprescindible y si ellos no se encuentran bien con ellos mismos y con sus familias es prácticamente imposible que rindan al cien por ciento en sus trabajos.
La familia desempeña un papel importante en la formación del capital humano y, por tanto, en el desarrollo de todos los países, ya que el crecimiento de una economía depende principalmente de dicho capital humano así como de su propia formación. Es por ello, que el valor de la integridad debe ser sostenible y empezar a cimentarse desde casa.
Es preciso mencionar que el Foro Económico Mundial – en un informe sobre desarrollo y crecimiento inclusivo, año 2017 – señaló que un de los indicadores más completos es el indicador de desarrollo integrador, cuyos pilares son:
Crecimiento y Desarrollo, que incluye aumento del PIB, participación en el mercado de trabajo y productividad, y esperanza de vida sana.
Inclusión, que engloba ingresos medios por familia, pobreza y dos medidores de desigualdad.
Igualdad Intergeneracional y Sostenibilidad, que incluye ahorro neto ajustado (reducción del capital natural e inversión en capital humano).