Desde la década de los noventa, las empresas desarrollan prácticas empresariales en pro de sus colaboradores, con un enfoque en el clima laboral, la cultura y el incremento de la productividad; sin embargo, son pocas las organizaciones que estas iniciativas forman parte de su responsabilidad social interna, entendida como el propósito que tiene cada organización más allá de los bienes y/o servicios que esta preste, debiendo proyectar los mismos valores hacia el cliente externo como interno.
Si bien el concepto de la responsabilidad social interna ya ha sido internalizado en prácticas empresariales de varias transnacionales es hora que los CEO y/o líderes de las organizaciones peruanas adopten este concepto, con la finalidad de tener empresas mas humanas y menos economicistas.
Recordemos que la Reunión Ministerial sobre Productividad y Crecimiento Inclusivo del Programa Regional de la OCDE para América Latina y el Caribe realizado en Diciembre 2016 en Santiago de Chile señaló que: “Los altos niveles de desigualdad afectan al crecimiento de diversas formas, entre las que destaca la falta de inversión en el capital humano”. Dicho capital humano (trabajadores y sus familias) forman parte de los stakeholders de la empresa motivo por el cual debe tenerse en cuenta su desarrollo y sostenibilidad.
De otro lado, la ONU viene realizando en Nueva York por tercer año consecutivo reuniones anuales sobre Proyecto Global Familia y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en donde se enfatiza la importancia de las familias para el cumplimiento de dichos ODS, principalmente el ODS 5 sobre igualdad de género que promueve la responsabilidad compartida en el hogar y la familia; y, el ODS 8 relativo al trabajo decente y crecimiento económico que busca proteger los derechos laborales promoviendo un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores.
En el Perú, observamos que la responsabilidad social corporativa (RSC) no se encuentra dentro del Código de Buen Gobierno Corporativo para las Sociedades Peruanas, aprobado por la Superintendencia de Mercado de Valores en el 2013; sin embargo, se debe tener en cuenta que en dicho documento se recalca la importancia de la RSC para la gestión de las relaciones con los grupos de interés, la sostenibilidad de las sociedades y del mercado en general.
Implementar en las organizaciones la responsabilidad familiar corporativa o responsabilidad social interna es hacer hincapié en el fomento de la ética y el buen gobierno corporativo, más aún cuando según la encuesta de Ipsos Perú “Perfil del Adulto y Perfil del Adulto Joven 2017” realizada a adultos entre 21 y 60 años del Perú Urbano se observa que el 33% desea dedicar mas tiempo a la familia y solo el 23% desea tener un buen empleo o un ascenso.
Si bien cada organización y/o institución tiene su propia cultura, que no es más que el conjunto de creencias, valores y actitudes que se reflejan en la manera de ser y en la manera de actuar de esa organización, depende en gran medida de los valores de los miembros directivos y plana gerencial pues son esos valores los que regirán la toma de decisiones. Mientras las acciones empresariales estén más impregnadas de componentes éticos y sociales, veremos mayor bienestar en la persona (trabajador) y por ende avanzaremos hacia un bienestar colectivo y más desarrollo social. Es por ello que una persona sin ética es vulnerable a tomar decisiones erradas en perjuicio de la empresa y sus colaboradores. Recordemos que el trabajo es solo un aspecto de una vida que necesita desenvolverse y perfeccionarse en múltiples campos como el familiar, el social, el espiritual, el intelectual, etc.
Finalmente, cabe recalcar que el valor de las personas está en ellas mismas, no en el brillo que les da su riqueza o en el poder que detentan por ocupar determinado puesto; por lo que, la nueva tendencia de la responsabilidad social es promover la cultura familiar en la empresa y/o la responsabilidad familiar corporativa, entendida como una responsabilidad social interna en las organizaciones, que hoy en día es una prioridad de trascendencia mundial y como tal debe ser incorporada en las políticas públicas por su carácter social así como fomentar su cumplimiento en el ámbito privado puesto que van en beneficio del trabajador y su entorno más cercano, como lo son sus familias.